“¿Qué pierna? ¡Si nada más es mi rodilla!”, le responde Mariana, a quien el senador interrumpe alzando su tono de voz para ordenarle:
“¡Sube la cámara! ¡Estas enseñando mucha pierna, chinelas”, dijo mientras la norteña, visiblemente sorprendida, le contestó:
“Pues es que ahora me veo así”, mientras con los dedos de las dos manos forma un ángulo pequeño en el aire.
Posteriormente, la mujer le pide perdón a su esposo, pero, como la rodilla era visible, él volvió a subir a voz y dijo: “¡Qué bajes la pierna! ¡No andes enseñando la pierna!”
“¡En dónde sale la pierna que no la veo”, y le vuelve a preguntar: “¿Ya?”
Después de morder nuevamente la costilla que está comiendo frente a la cámara, el senador le respondió: “¡Ya!”.
Ella, antes de morder la costilla también frente a la cámara le dijo: “¡N’ombre. ¡De veras! Y él le respondió: “Pues me casé contigo pa’ mí, no pa’ que estés enseñando” y la señora, de nueva cuenta, le pide perdón