Investigación desde lo local

Luchan para que niños migrantes tengan educación

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Por Grissel Ceniceros

Josué Alexander, menor salvadoreño de nueve años, no había podido ir a la escuela desde que llegó a Hermosillo en diciembre pasado con sus padres, buscando mejor calidad de vida. 

La mamá Ana Alveranga Morales contó que, por tres meses estuvieron recluidos en el Instituto Nacional de Migración, donde les pidieron esperar a que concluyera su proceso de regularización para inscribir a su hijo a clases, cuando la ley les otorga sin excepción el derecho a la educación

“Venimos de un lugar donde tenemos muchos problemas, tomamos como opción este lugar, entonces sí debería de ser por los niños más agilizado el proceso, porque prácticamente él tiene ya un año, va a tener un año perdido”

Ana Alvarenga, migrante centroamericana asentada en Hermosillo.

La investigadora de El Colegio de Sonora en temas de migración, Gloria Ciria Valdéz señala que el personal docente en los planteles educativos ignoran el derecho que tienen los menores a la educación sin importar su situación migratoria

“Hay desconocimiento en la escuela, si tú me preguntas en relación al 2015, por supuesto que el desconocimiento en la actualidad es menos, porque colegas de todas partes de la república, organismos como Imumi, organismos como muchos albergues, organismos como la red de albergues etcétera, hemos luchado y ahí se incluye el Seminario Niñez Migrante, hemos luchado para alzar la voz y decir, todos los niños independientemente de su condición migratoria, traigan papeles o no traigan papeles, tienen acceso, derecho al acceso a la escuela”, explicó. 

En el Colegio de Sonora se aperturó un programa de asesorías para que niños migrantes deportados de Estados Unidos, o asentados en Hermosillo puedan inscribirse en escuelas del estado.  

“En 2018, en noviembre abrimos un programa de asesorías gratuitas para transitar a los niños que venían de Estados Unidos aquí, a transitarlos a la nueva escuela aquí, es un programa gratuito, pues ahora en ese programa tenemos niños de Centroamérica, niños que a través de un conocido del conocido sabían o supieron sus padres que ahí en esa institución que se llama El Colegio de Sonora, nos pueden ayudar a encontrar escuela o a darnos asesorías”, informó la investigadora. 

Ana Alvarenga buscó la posibilidad de que su hijo tuviera acceso a la educación y después de más de 20 días de espera, este viernes 28 la Secretaría de Educación y Cultura le notificó que le habían asignado lugar a su hijo en la escuela primaria ‘Elisa W. Beraud’, ubicada en la colonia 5 de Mayo y a la que asistirá una vez que se reanuden las clases presenciales.

“En el momento que nosotros salimos de Migración fue en marzo, que los niños todavía no estaban en la escuela, que empezaban en agosto, septiembre o agosto, entonces me dijeron que sí había posibilidad de que encontráramos un lugar en la escuela, pero hace como 20 días o más, hicimos la inscripción por línea para ver si había cupo para él o qué eran los documentos que ellos pedían y pues se llenó porque las encargadas de acá me ayudaron a hacer eso ellas y entonces quedaron que nos iban a avisar por un correo, me iban a mandar un correo ya sea a mí”, mencionó. 

En noviembre de 2019, cuatro menores fueron rechazados en primarias de Hermosillo quienes posteriormente recibieron apoyo de la investigadora Gloria Ciria para hacer valer su derecho a la educación. 

“En los centros de detención del Instituto Nacional de Migración ahí estuvieron por dos meses, las familias solicitaron refugio para quedarse aquí en Sonora y posteriormente en los dos meses de estar ahí en las instalaciones fueron puestos en libertad para que esperaran el refugio en libertad, la tramitología en libertad, ahí les informaron que los niños y adolescentes no tenían derecho todavía de ir a la escuela porque su trámite de refugio no había terminado, cosa más falsa, todos los niños, niñas y adolescentes independientemente de su condición migratoria, con papeles, sin papeles, de cualquier parte del mundo tienen derecho internacional para ir a la escuela”, dijo. 

Una vez expuesta esta problemática a la Secretaría de Educación y Cultura, facilitó los trámites administrativos sin necesidad de que los menores migrantes cuenten con boleta del ciclo anterior. 

“Fuimos a las escuelas a dos primarias y a una secundaria con este par de hermanas de Guatemala, imprimí la norma de la Secretaría de Educación Pública y mostrárselas a esas maestras, en la primera escuela que no había cupo y en la segunda escuela sí había cupo y el maestro nos recibió de muy buena manera, hablamos con él, le enseñamos la norma, él ya estaba enterado y en ese mismo momento le dio la admisión”, señaló. 

Actualmente Ana, su esposo Marvin Ochoa y su hijo viven en el albergue María Auxiliadora, donde encontraron refugio después de obtener su visa humanitaria en marzo pasado y lograron emplearse en una empresa de construcción de la ciudad.  

Trabajadoras sociales de la casa María Auxiliadora apoyaron a la familia salvadoreña que abandonó su país por problemas de inseguridad y falta de empleo, para que el pequeño Josué viera las clases por televisión al inicio del ciclo escolar el pasado lunes 24.  

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